jueves, 22 de marzo de 2012

Las primeras bibliotecas

Las primeras bibliotecas del mundo

Los primeros centros de acumulación de conocimiento del mundo fueron ubicados en Egipto y en Asia menor. Debieron existir desde alrededor de 4000 AC, y en la antigua Mesopotamia se destacan las bibliotecas de Ellasar (Larsa), Ur, Uruk, el palacio real de Ebla, Kalah, Ugarit, Sippar y Nínive (ciudades Asirias y Babilónicas), en esta última se encontraba la biblioteca de Assurbanipal, que data del siglo VII AC, considerada como "la primera colección sistematizada" aunque, en aquellas épocas no existía una diferencia clara entre colección y archivo. El término "biblioteca", como espacio o mueble donde se guarda información registrada, recién se utilizó en la antigua Grecia con los rollos de papiro que debían conservarse por alguna razón administrativa, y que eran colocados en un receptáculo de madera o piedra conocido como biblio-theke (libro-caja).
Pero es en la ciudad jónica de Éfeso, Anatolia, importante centro religioso, cultural y comercial de la antigüedad, donde se considera que estaba la biblioteca pública más antigua del mundo. La fachada de la biblioteca de Celsus, un ciudadano romano que la construyó en memoria de su padre, aún se encuentra en pie. Fue construida mirando hacia el este para que las salas de lectura aprovecharan mejor la luz de las mañanas. Terminada en 110 AC, constituyó una de las colecciones más grandes de la antigüedad. Fue quemada aproximadamente en el siglo IV o V de nuestra era. (ver monografía de Javier Rodríguez Cabezas) En cuanto a la gran Biblioteca Real de Alejandría o Antigua Biblioteca de Alejandría (The Royal Library of Alexandria), se sabe que fue creada a comienzos del siglo III AC por Ptolomeo I Sóter y terminada por Ptolomeo II. Llegó a albergar hasta 700.000 volúmenes por lo que fue la más grande en su tiempo y se ubicaba en la ciudad egipcia de Alejandría, donde se erigía como un centro de estudios superiores; allí tuvieron que encontrarse muchos de los más destacados sabios de la época, librados de toda preocupación económica, se podían dedicar a sus anchas al estudio y a la investigación filosófica y científica, y siempre dirigidos por un sabio de prestigio. Su destrucción, sin embargo, sigue siendo un gran misterio en la civilización occidental puesto que tampoco se han encontrado las ruinas del Museo, siendo las del Serapeo muy escasas. Se cree que fue el califa Omar quien ordenó la destrucción de millares de libros tras la invación árabe, siete siglos después de la Guerra Alejandrina de 48 AC. Independientemente de las culpas de cristianos y musulmanes, el fin de la biblioteca debe situarse en un momento indeterminado del siglo III o del IV, quizá en 273, cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó la ciudad, o cuando Diocleciano hizo lo propio en 297. La biblioteca-hija del Serapeo, sucesora de la Gran Biblioteca, fue expoliada, o al menos vaciada, en el 391, cuando el emperador Teodosio el Grande ordenó la destrucción de los templos paganos de la ciudad de los Ptolomeos. Hoy en día, una nueva Biblioteca Alejandrina, promovida por la UNESCO, fue inaugurada en 2003 en la misma ciudad aunque no persigue sustituir a su célebre antecesora. No cabe duda de que la gran biblioteca existió, pero apenas se tiene certeza en lo escrito sobre ella, muy pocos son los testimonios que quedan pero se han hecho centenares de afirmaciones contradictorias, dudosas o simplemente falsas, realizando suposiciones a partir de datos muy escasos que, en su mayoría, son sólo aproximaciones.
Un texto muy recomendado es el de Lionel Casson, profesor emérito de la Universidad de Nueva York, "Las bibliotecas del mundo antiguo", donde utiliza sus profundos conocimientos del mundo clásico para abordar el nacimiento e historia de las primeras bibliotecas indagando en sus formas de organización en el mundo greco-romano, quiénes eran sus usuarios y cómo la Cristiandad transformó la naturaleza de estas instituciones. También recomiendo revisar el Cuaderno de Bitácora Estelar acerca del tema